agosto 31, 2012

EL NACIONAL - VIERNES 31 DE AGOSTO DE 2012OPINIÓN/7
 

Opinión

El show no debe continuar 

ÓSCAR LUCIEN

@olucien


. La aparición del comediante-presidente en las inmediaciones de la refinería de Amuay luego de la lamentable tragedia, pavoneándose en su absurdo empeño de acercarse al foco del incendio todavía no controlado, a pesar de las expertas recomendaciones de no hacerlo, y su ensañamiento contra la periodista de RCN, ofrece un buen retrato del teniente coronel Chávez que, en víspera de la elección del 7-O, vale tener presente. Descontado el respeto y la solidaridad con las víctimas, fallecidos, heridos y familiares, es imposible soslayar la dimensión política que la propia presencia del comediante-presidente y que el talante de su intervención pone de relieve. Desprovisto de su manual de citas célebres, Chávez no pudo recordar al filósofo (sic) autor de la frase "la función debe continuar" pero con ese humor llegó a Paraguaná a sentar cátedra sobre accidentes en áreas petroleras y en ética de periodismo. Fuera de lo inapropiado de la expresión, frente a un balance que en ese momento superaba la treintena de fallecidos y el centenar de heridos, la misma es reveladora del sentido profundo de la telepresidencia de Hugo Chávez.

Para Chávez, un acto de gobierno es un acto mediático; la función gubernamental no existe fuera de la acción comunicativa; y en el contexto de una campaña electoral su desempeño se coloca en esta dimensión valorativa, para él como actor (en sentido literal) y para la sociedad democrática que lo ve actuar. ¿No politizar la tragedia? Imposible. La politizó el propio Chávez en el lugar de los acontecimientos al descalificar destempladamente los comentarios sobre supuestos olores a gas en días previos, al adelantar consideraciones técnicas sobre un ámbito que no es de su especialidad y competencia, al imponer normas sobre el ejercicio y la ética periodística. Si yo fuera periodista, zanjó Chávez intentando amordazar el sentido de unas pesquisas que buscaban esclarecer si, en efecto, se habían seguido todas las normas y protocolos de seguridad que hubiesen impedido la horrible tragedia. ¿Acaso no existe preocupación por la excesiva partidización de una Pdvsa que se define como roja rojita en desmedro de la calificación técnica? ¿Por qué el Presidente quiere asumir un protagonismo, cuando el momento es el de la unidad solidaria de todo el país y la actuación independiente de investigadores y técnicos para establecer las causas de la tragedia? ¿La función debe continuar? Tres cadenas ha realizado el presidente Chávez luego de lo ocurrido en Amuay. Fuera de limitar el libre flujo de la información, en ellas el Gobierno pretende imponer su única visión sobre el accidente, se publicita al Presidente como dadivoso salvador de los pobladores de la zona afectada y se urde una gesta heroica de la acción profesional de los bomberos que dominaron el fuego. Y, colmo de la manipulación, se pretende sustraer lo acontecido del debate público bajo la condena de "la malsana politización de la tragedia". Pero los venezolanos, al reclamar una investigación profesional de las causas del accidente, no podemos renunciar a nuestra valoración política de esa situación, particularmente cuando estamos a poco más de un mes de la elección de un nuevo jefe de Estado, responsable principal de la gestión pública. Impunemente, la "función no puede continuar".

2. El desempeño público del comediante-presidente es un caso típico de telepresidencia. En palabras de Jesús Martín-Barbero la telepresidencia puede reconocerse cuando "la comunicación entre gobernantes y gobernados, entre Estado y ciudadanía, sufre de demasiado autoritarismo disfrazado, de un montón de paternalismo travestido de cercanía a la gente, y otro tanto del populismo que, a diferencia del histórico ­del de los años treinta a los cincuenta del siglo XX­ más que hacerse cargo de la voz de las mayorías la suplanta con todas las artimañas que las tecnologías y los expertos en marketing les prestan". Muchos gobernantes latinoamericanos califican dentro de esta categoría pero, sin duda, Chávez es el telepresidente por excelencia, el único gobernante que ha convertido el despacho gubernamental en un set de televisión y la acción de gobierno en un "reality show" personal.

Sometidos a más de 2.000 horas de abusivas e inconstitucionales cadenas que constituyen el mecanismo privilegiado de su perfomance, los venezolanos estamos convocados a elegir un nuevo presidente que salga del set y vaya al encuentro no mediático con necesidades y aspiraciones de la ciudadanía.

La función de Chávez no debe continuar. El 7-O baja el telón.

agosto 04, 2012


CNE y los monitos de la baraja
Óscar Lucien

Una vez más el Consejo Nacional Electoral comete un acto de retaliación y de criminalización contra la asociación civil Ciudadanía Activa al prohibir de manera absolutamente arbitraria y sin fundamento una serie de micros institucionales que desde varios meses transmite, dentro de sus programas de opinión, el canal del noticias Globovisión. Ciudadanía Activa es una ONG que desde hace más de diez años mantiene una dinámica actividad, nacional e internacional, promoviendo valores democráticos, divulgando la Constitución Nacional y actuando en defensa de derechos civiles y políticos de los venezolanos. Como miembro activo de esa organización doy fe de las actuaciones diafanamente públicas, notorias y comunicacionales de Ciudadanía Activa ante el Tribunal Supremo de Justicia, el Ministerio Público, la Contraloría, la Defensoría del Pueblo y ante el mismo CNE, presentando comunicaciones, solicitudes de amparos o medidas cautelares contra algún derecho ciudadano vulnerado.
Circunstancias absolutamente aleatorias, puesto que la motivación asociativa la determina la voluntad de defender los valores democráticos, han permitido que en Ciudadanía Activa concurran un conjunto de profesionales del ámbito del cine y la comunicación cuyo aporte ha sido fundamental para la producción y difusión de mensajes propios de la misión y visión de la organización. Películas documentales como “La lista: un pueblo bajo sospecha” (sobre el oprobioso apartheid bolivariano); “El único soy yo,: rumbo al totalitarismo del siglo XXI” (sobre el nefasto culto a la personalidad); y ¿Venezuela se uniforma? (sobre la militarización de la sociedad venezolana) para sólo citar tres documentales que constituyen una trilogía sobre el complejo proceso político de supresión de la democracia que vive nuestro país, han repercutido en una considerable visibilidad de Ciudadanía Activa. Y de manera relevante es conocida Ciudadanía Activa por su serie de micros sobre temas constitucionales y legales que se transmiten con frecuente periodicidad por Globovisión, por algunas estaciones regionales y, por supuesto, por Internet.
Este largo preámbulo tiene sentido para poner de relieve lo perverso de la reciente decisión del CNE de prohibir la serie de micros sobre ventajismo electoral que estaba difundiendo Globovisión, al calificar a Ciudadanía Activa “un tercero que está haciendo propaganda electoral sin estar inscrito en el CNE como actor político”. ¿Pero en qué cabeza cabe semejante perversidad? ¿Desde cuándo hay que ser actor político inscrito en el CNE para expresar una opinión? ¿De qué jugarreta se valen las rectoras del CNE para calificar de propaganda electoral unos mensajes que en ningún momento llaman a votar por alguna candidatura que es lo que, de acuerdo con la norma aprobada por ellas mismas, califica como propaganda? Si existe una institución pública venezolana que sabe que Ciudadanía Activa no es un partido político es el CNE. Numerosísimas comunicaciones han sido dirigidas a la Sra. Lucena, Rectora-Presidente y demás miembros del Directorio, a lo largo de una década, solicitando información sobre resultados electorales, proponiendo ideas de participación ciudadana, denunciando irregularidades, instando por cumplimiento y diligencia del CNE respecto de normativas electorales. Vale la pena recordar que en octubre de 2011 Ciudadanía Activa presentó una denuncia ante el CNE por la indebida declaración por parte del Presidente de la República del Despacho Presidencial de Miraflores como una base de patrulla electoral del PSUV, al mismo tiempo que instaba al CNE a promover una normativa electoral para regular la utilización de cadenas presidenciales durante la campaña. Nunca el CNE se ha dignado siquiera a dar acuse de recibo de estas comunicaciones aunque si se tienen los sellos respectivos de su consignación en la receptoría de la institución.
La medida de suspender los micros de CA tienen un evidente carácter retaliativo, que constituye un grave acto de censura que marca un grave precedente por cuanto censurar o limitar la opinión clausura el debate político del país. El supuesto gran logro del tránsito de la democracia representativa a la participativa queda sin efecto con esta absurda y arbitraria prohibición. Los ciudadanos no podemos ir a votar como los monitos de la baraja que ni ven ni oyen ni hablan. Para ejercer democráticamente el voto es esencial la deliberación y la confrontación de las opiniones. Si las rectoras quieren comportarse como los monitos de la baraja están en su derecho. Pero al hacerlo traicionan el mandato constitucional que juraron obedecer.