—A tres años de publicar su libro Cerco rojo a la libertad de expresión, ¿han surgido otras modalidades?
—Dos: el traspaso de la propiedad social de los medios a figuras interpuestas del gobierno y el control del papel.
—¿El papel de los periódicos sin papel?
—Seguir oxigenando a la democracia.
—¿Y el del lector?
—Informarse; el drama de los gobiernos totalitarios es no poder impedirlo.
—¿Un momento acorde con la realidad mediática?
—1984. George Orwell.
—Aparte del rojo, ¿se autoimpone la oposición otro cerco?
–Sí, uno de los impactos colaterales del cerco es la autocensura.
—¿Se autocensura?
—Lo evito.
—¿Su límite?
—La responsabilidad.
—¿Mejora la credibilidad de la oposición?
—De alguna de las oposiciones, sí.
—¿Y de la revolución?
—Pura propaganda. El hijo del comandante galáctico no está a la altura del papá.
—¿La relación precio/valor en la inversión publicitaria oficial?
—Muy triste por el desaguadero de dinero; y dinero de todos los venezolanos.
—¿La incomunicación de la comunicación?
—Las cadenas.
—¿Encadenarán Twitter?
—Ha sido complicado, pero la cercanía con los chinos les ayudaría en ese camino.
—¿Fue feliz el séptimo arte nacional y no lo sabía?
—Había una producción libre, sin interferencias del Estado.
—¿Una vida de película?
—Las infantas de La Casona.
—¿Qué le falta al cine de aquí?
—Mayor peso de autor.
—¿Qué le sobra?
—Virtuosismo en las nuevas generaciones.
—¿Su lado revolucionario?
—Creo de verdad en la igualdad de derechos para todos.
—¿Un cine revolucionario?
—El que hizo Andrzej Wajda.
—¿Existe el cine golpista?
—Sí, el cine que avala ese proceder.
—¿Ganaría el país un Oscar?
—Es una carrera de relaciones públicas, y el gobierno es bastante eficaz en esa materia.
—Y usted, ¿sueña con él?
—Ya lo soy… El único Oscar del cine venezolano (risas).
—¿Por qué no incursiona en la TV?
—En el pasado la lógica comercial lo hacía complicado; ahora la lógica política lo hace más imposible.
—De ser ministro de información…
—Primero, eliminaría las cadenas. Son la negación de la libertad de expresión. Los medios siempre terminarán informando.
—¿La cadena ideal?
—Las de España: una al año para dar la felicitación de Año Nuevo.
—¿Una trama para la oposición?
—La soga de Alfred Hitchcock.
—¿Para el proceso?
—Los tres chiflados.
—¿El bando más melodramático?
—Al gobierno lo ubico en el cinismo absoluto, y a la oposición como Hamlet: de duda en duda todo el tiempo.
—¿Y los Ni-Ni?
—No los hay, son chavistas que no han salido del clóset.
—¿Ganaría el oficialismo de realizarse hoy las elecciones?
—No necesariamente, pues hay personas que nunca saldrían.
—¿Cercarán al cine y al teatro?
—Como modalidad militar, el cerco rojo está en todas partes.
—¿Lo han cercado?
—Todos los venezolanos tenemos la espada de la criminalización de la opinión, como el proceso a Tal Cual y los ataques a Rayma, a Weil, a Laureano y al resto de humoristas.
—¿Cuánto pietaje faltaría para la conciliación?
—Bastante, desgraciadamente, la trama no es solo política sino antropológica.
—¿Un flashback?
—La triste madrugada del 4-F.
—¿Un reconocimiento al despacho de la Cultura?
—Imposible, por la exclusión.
—¿El mejor informante?
—La señora que se consigue uno en el mercado.
—¿Imagina a los “patriotas cooperantes” fundando un medio?
—(Risas) Y comenzarían a confinar gente en los estadios.
—¿Qué gana un cineasta metido en política?
—Depende de la acera en la que esté.
—¿Llevaría la vida de un dictador a la pantalla?
—No es tema de mi interés, aunque la naturaleza totalitaria del difunto podría ser útil para protegerse de la fantasía de los mesías.
—¿Una emulación para la oposición?
—Martin Luther King: la importancia de tener un sueño.
—¿Desaparecerá el papel?
—Los fenómenos tecnológicos toman su tiempo y espacio. Siempre habrá coexistencia de los distintos soportes.
—¿“Desprofesionalizarán” al periodismo?
—Es una estrategia del cerco; la comunicación no es un privilegio de periodistas y dueños de medios.
—¿Adquirirá el empresariado revolucionario lo que queda de medios independientes?
—Sí, porque la naturaleza del régimen es totalitaria.
—¿Se impondrá la verdad de quien encadena?
—No, cada día más el pueblo recita el ¡abajo cadenas!
—¿Un cerco por venir?
—El libre tránsito.
—Mientras, ¿podrá el Estado-gobierno “vigilar el sensacionalismo de los medios”?
—¿Por qué no se autovigilan ellos mismos?..Ven solo la paja en el ojo ajeno.
—¿Para saltar el cerco?
—Constancia y compromiso con la democracia.
—¿Visualiza un final de película?
—Sí, con la palabra FIN.
—¿Qué pasaría en Venezuela si el cerco terminase cercando a sus promotores?
—Como Luis Herrera, habría que decir: tarde piaste pajarito.
EL Nacional, 12 de octubre 2014