agosto 30, 2013


Corrupción habilitada
Óscar Lucien

“Nicolás Maduro está absolutamente inhabilitado para promover un debate sobre la corrupción” condensaba en un tuit mi primera reacción a la convocatoria pública del hijo del Comandante galáctico  a un debate sobre la corrupción y a su capricho de solicitar poderes absolutos a la Asamblea Nacional para supuestamente legislar sobre esta delicada materia. Profundizo en estas líneas lo que el marco de ciento cuarenta caracteres limita expresar en esa red social en atención, en particular, a los seguidores oficialistas que sin insultos expresaron contrariedad con mi posición. Es más, me inhibí de titular “Maduro es un corrupto” para facilitar ese intercambio.
Bastaría concentrarme en lo ocurrido en el mes de agosto para fundamentar mi punto de vista no sólo en una apreciación subjetiva, sino con el respaldo documental que la Ong Súmate consignó en el Consejo Nacional Electoral, exigiendo su oportuna actuación para impedir el adelanto de la campaña electoral y el uso de bienes del Estado en beneficio de una parcialidad política.
De entrada dejo claro un mandato constitucional: el artículo 145 de la CRBV establece que “Los funcionarios públicos y las funcionarias públicas están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna”. Este precepto, es cierto, se pisotea a diario pero es bueno tenerlo presente. Cuando Maduro se pavonea con candidatos de farándula, estrellas deportivas, exfuncionarios públicos o animadores de tv, promoviendo sus impuestas candidaturas exhibe una conducta que es contraria a la Constitución que tanto cacarea respetar. Pero no se trata sólo de un principio ético, de un deber ser normativo que se toma o se deja. El principio constitucional según el cual los funcionarios se deben al Estado y no a parcialidad política alguna tiene una expresión muy clara y taxativa en varios artículos de la Ley contra la corrupción, instrumento legal aprobado bajo el imperio de la Constitución bolivariana (sic). Por ejemplo, el artículo 54 de la Ley contra la corrupción penaliza severamente con prisión de seis meses a cuatro años a los funcionarios públicos que en beneficio propio o para fines contrarios a lo establecido disponga de bienes del patrimonio público. Es importante notar que no se trata de una sanción moral, de una amonestación, ni siquiera de una multa: el delito es tan grave que acarrea privativa de libertad.
Voy a dejar fuera de estas consideraciones otro polémico reciente tuit: “Destinar la residencia presidencial La Casona para un uso distinto a la ley es corrupción”. Mucho menos referiremos previos escandalosos casos como el Pudreval, la maleta de Antonini, CAEZ, Mackled, etc. Me concentro en un asunto menos opaco, que lo padece a diario la ciudadanía bajo la absoluta displicencia y complicidad de las autoridades (in)competentes: la obscena corrupción en el uso de medios del Estado para favorecer a los candidatos oficialistas.
De acuerdo con el citado informe de Súmate, el Presidente Maduro hizo campaña electoral en beneficio de los candidatos a alcaldes del PSUV en 3 de las 6 cadenas nacionales identificadas, específicamente en las de los días lunes 5, lunes 12, y miércoles 14 de agosto; como también promovió a los candidatos de su parcialidad política en 10 de las 12 transmisiones especiales, destacando que dos de ellas fueron explícitamente proselitistas y que ocurrieron el viernes 16 de este mes: “Reunión con candidatos a alcaldes del PSUV para los 335 municipios del país” y “Entrega de premios de Rifa del PSUV”.
Durante el mes de agosto, Nicolás Maduro ha sobrepasado la veintena de alocuciones públicas, las cuales superan el setenta por ciento de dedicación a consideraciones proselitistas, a la promoción de los candidatos oficialistas para las elecciones del próximo 8 de diciembre. Esta es una contundente realidad de la actividad comunicacional de Maduro: la perversa confusión de acción de gobierno con proselitismo político, agravada en un funcionario que confunde gobernar con chacharear en un set de televisión. Y la Ley contra la corrupción, vigente, tipifica esa conducta como un delito.
Ratifico entonces mi criterio de que Nicolás Maduro está inhabilitado para promover un debate sobre la corrupción. Para lograr un mínimo de credibilidad está obligado a predicar con el ejemplo. Y quienes callan son cómplices: su delito es público, notorio y comunicacional.
Dejo abierta una interrogante ¿Para qué entonces requiere Maduro una Ley Habilitante para combatir la corrupción si la corrupción está habilitada?

tuiter: @olucien

agosto 16, 2013

EL NACIONAL - VIERNES 16 DE AGOSTO DE 2013OPINIÓN/7
 

Opinión

Venezuela en punto de quiebre 

ÓSCAR LUCIEN

@olucien


on "México en el punto de quiebre", trabajo publicado en el Semanario ZETA de Tijuana y las agencias AP y EFE, el mexicano Alejandro Cossío recibió en 2010 el premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) en la categoría de fotografía. El jurado evaluador de la obra expresó en su fallo que "la violencia es parte de la cotidianidad en México y la prensa tiende a mostrar lo más evidente. Este fotoperiodista, acostumbrado a tratar la violencia diariamente, nos presenta una visión más inquietante que nos invita a reflexionar sobre la temática desde un punto de vista distinto. La narrativa evoca al cine negro y tiene una gran contundencia". De sus duras y descarnadas imágenes, testimonio del horror impuesto por los carteles de la droga en su país, afirma el fotógrafo Cossío: "Si no muestro con imágenes lo que pasa, menos tomará conciencia la gente y el gobierno".

De agosto de 2010 también es la imagen de la morgue de Caracas publicada por el diario El Nacional, cuestionada y sometida a un aberrante proceso judicial que hoy arroja un fallo que sin duda tendrá un lugar destacado en la memoria de ignominia de estos años de injusticia bolivariana: multa por 1% de los ingresos brutos y prohibición a publicar imágenes violentas (sic).

Poco puedo agregar a lo expresado en este espacio en ocasión de la publicación de la fotografía censurada: "Testimonio trágico del penoso estándar que mantiene a nuestro país entre los primeros con mayor índice de homicidios por armas de fuego por cada 100.000 habitantes, la foto en cuestión tomada por un reportero del diario e identificada con la leyenda a pie de página `Muertos sin dignidad’ es un dramático registro de las condiciones deplorables en que se encuentran los cadáveres en la morgue de Bello Monte en la ciudad capital. Y, efectivamente, una imagen dice más que mil palabras. 14.500 homicidios en 2009, (por encima de los 150.000 muertos en 14 años de gobierno bolivariano), son cifras de demasiada entidad para la indolencia con la que los poderes públicos desatienden la violencia que agobia a los venezolanos".

El Nacional , afirmamos en esa oportunidad y repetimos hoy, "ha mostrado la fotografía en un contexto interpretativo: millones de armas ilegales circulan en el país, 72% de los asesinados son jóvenes entre 15 y 29 años de edad, urge la aprobación de una ley de desarme. La imagen dantesca de lo que ocurre en la morgue es expresión de esta terrible situación. Pero como el marido cornudo que quema el sofá, el Gobierno reacciona con violencia accionando judicialmente contra el diario. Apelar a la ley orgánica de protección al niño y al adolescente (Lopna) no es sino un bochorno cuando sabemos que son justamente los niños pobres y los adolescentes las principales víctimas de los enfrentamientos entre bandas en las barriadas caraqueñas, cuando el gobierno con el mayor descaro e impudicia usa a los niños de los sectores más pobres en actos proselitistas".

Y las señoras juezas, aplaudiendo.

En el mismo tenor de la motivación del trabajo de Alejandro Cossío sobre la acción criminal en México, valoro la publicación de la foto de la morgue venezolana: "Si no muestro con imágenes lo que pasa, menos tomará conciencia la gente y el gobierno". Pero mientras el trabajo del fotógrafo mexicano fue reconocido con un premio de mucha relevancia en América Latina, en Venezuela ElNacional , y el diario Tal Cual, son sancionados, víctimas de una impúdica censura que se vale de una ley para defender a niños y adolescentes y de la ley de responsabilidad en radio y televisión (¿qué tiene que ver la gimnasia con la magnesia?) para callar posturas editoriales y lineamientos informativos de medios impresos, independientes.

Modalidad potenciada del cerco rojo a la libertad de expresión se hace de la justicia un brazo político para criminalizar e intimidar, y se aplican multas que apuntan a la viabilidad económica de los medios.

Venezuela esta en punto de quiebre, pero no por las imágenes que publican los diarios sino por un gobierno, con demasiadas dudas sobre su legitimidad, ineficaz para combatir el hampa que ensagrenta las calles, aunque los periódicos no puedan publicarlas imágenes.

La arremetida judicial contra El Nacional y Tal Cual es expresión clara de desespero porque el gobierno es consciente de que con medios libres e independientes es imposible consolidar el modelo autoritario y militarista herencia del difunto ex presidente.