septiembre 30, 2011

¡Ven a mí que tengo flor!

Óscar Lucien


s una pena que la frase: "Ven a mí que tengo flor", clave verbal del popular juego "truco" en el oriente venezolano, vaya a quedar asociada a una nefasta política de apropiación de lo ajeno que arruina al país. En el "truco", la frase evoca una buena mano con tres cartas de un mismo palo (es lo que se llama "flor") en la cual el jugador anticipa a su compañero su deseo de ganar. Y el que gana se lo lleva todo. "Ven a mí que tengo flor", en la política de expropiaciones del teniente coronel Chávez, se convierte en una perversa impostura política que atenta contra la propiedad privada de los venezolanos consagrada en la Constitución, destruye la capacidad productiva del país y limita de manera directa la libertad de los ciudadanos.

De manera similar, grosera y prepotente, como hizo uso del pito en ocasión del despido de los trabajadores de Pdvsa en 2002, el Presidente de la República se ha valido de la expresión "Ven a mi que tengo flor" para ordenar la ejecución de arbitrarias expropiaciones sin el debido proceso ni el justo y oportuno resarcimiento. ¿Quién olvida la escena, más propia de las caricaturas que hace Hollywood de las "repúblicas bananeras", el grotesco paseo del presidente Chávez por la plaza Bolívar de Caracas ordenando: ¡Exprópiese!, en respuesta al improvisado catastro que le ofrecía el alcalde oficialista del municipio Libertador? Esto, ¡exprópiese!; eso, ¡exprópiese!; aquello, ¡exprópiese! Ven a mi que tengo flor se titula también el nuevo documental de la ONG Ciudadanía Activa en su sostenido empeño de documentar atentados y violaciones del gobierno de Hugo Chávez contra derechos civiles y políticos, contra fundamentales derechos humanos de los venezolanos.

Ven a mí que tengo flor cuenta cinco historias que involucran a venezolanos de distinto origen y procedencia que tienen una cosa en común: todos han sufrido en carne propia el despojo arbitrario de su propiedad. A partir del testimonio de los afectados y con el respaldo de la opinión documentada de los expertos, el documental muestra cómo la política de las llamadas "expropiaciones" (para muchos un vulgar asalto) adelantada por el gobierno de Chávez, es expresión de un sistemático plan que restringe la libertad de los ciudadanos.

A partir de la narración en primera persona del productor agrícola a quien le invaden su finca, del testimonio del delegado obrero de Sidor que representa a los trabajadores despojados de sus acciones en la industria estatizada, del empleado que despiden de la nacionalizada Cemex, del pequeño empresario víctima de la estatización de las operaciones petroleras y, finalmente, con la narración de la gesta poco menos que heroica de los obreros de Polar que en Lara defienden con coraje sus puestos de trabajo, el documental ofrece una panorámica sobre casos emblemáticos que logran sensibilizarnos ante lo pernicioso de estas expropiaciones.

La intervención de los expertos nos permite trascender la tragedia personal y entender la problemática como expresión de una estrategia de Estado que busca el control del ciudadano. Porque, en definitiva, de esto es de lo que se trata.

La amañada forma moralista como el Gobierno ha encarado la práctica de las expropiaciones, al satanizar la iniciativa privada y las ganancias legítimamente producidas, esconde el plan político que conduce inexorablemente al binomio Estado dueño=ciudadano esclavo.

Contrariando garantías constitucionales, desatendiendo la voluntad popular expresada en el referéndum popular del 2 de diciembre de 2007 e imponiendo a troche y moche el ilegítimo Plan Nacional Socialista Simón Bolívar, el gobierno de Chávez ostenta el nefasto saldo de más 2.000 casos documentados de expropiaciones arbitrarias, algunas escasamente sustentadas en supuesta ociosidad de las tierras o improductividad de las empresas afectadas. La triste realidad es que esas expropiaciones en la mayoría, si no en todos los casos, han traído como consecuencia deterioro de las instalaciones, improductividad, pérdida de fuentes de trabajo y abandono; además, casi ninguna de las empresas o personas afectadas han recibido su justa compensación.

Ven a mi que tengo flor permite entender finalmente que nadie está a salvo, que las expropiaciones no sólo afectan a "los ricos", estigmatizados en el discurso oficial, sino que está en riesgo todo esfuerzo personal que se materialice en un patrimonio familiar. El último zarpazo que se inscribe en esta lógica puede verse en aspectos de la recién aprobada Ley de Arrendamiento.

¿No hay salida? Sí, lo demuestra el decidido compromiso de los trabajadores de Polar defendiendo sus puestos de trabajo en Lara. Y una fecha, el 7 de octubre de 2012. 

El Nacional, 30 de septiembre de 2011

septiembre 20, 2011

ANTV reprobada en pluralismo

Andrés Cañizales


El manejo parcializado y sesgado en los medios públicos, en la Venezuela actual, tiene muchas aristas. Emblemático ha resultado la señal de Venezolana de Televisión, que pese a definirse como el canal de todos los venezolanos, en realidad es un medio de comunicación al servicio del proyecto político del presidente Hugo Chávez. En el mismo tenor, se inscribe la señal de ANTV, que debería ser el canal de todos los diputados venezolanos, pero en realidad está al servicio de los legisladores del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Al menos así lo ha evidenciado un reciente estudio en el cual hemos participado desde Monitoreo Ciudadano dentro de la iniciativa Monitor Legislativo, que tiene por finalidad hacer más transparente el trabajo de la Asamblea Nacional de Venezuela. (más información sobre la iniciativa en http://www.monitorlegislativo.net).

Una rápida revisión de las experiencias internacionales en materia de radio y televisión parlamentarias evidencia que estos medios de comunicación tienen como primera finalidad difundir y promover el trabajo de los legisladores, al ser el parlamento, en toda democracia, la entidad pública más plural y diversa políticamente, pues la televisión parlamentaria se encarga de mostrarle a la sociedad esa diversidad de puntos de vista. Ese es el deber ser. En Venezuela, tras el análisis hecho al espacio informativo de ANTV en agosto, se evidencia lo contrario. Hay cero pluralismo en la señal parlamentaria de Venezuela.

Muy por el contrario, el noticiero de ANTV sirve como tribuna para descalificar de forma sistemática a los diputados opositores, y especialmente a la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática, sin que los mencionados tengan ningún derecho a réplica. Un dato puede ayudar a visualizar la magnitud del problema: durante los informativos analizados en agosto, ni un solo diputado de la oposición democrática fue entrevistado o usado como fuente.

Los informativos de ANTV, más que reseñar el trabajo parlamentario, por ejemplo, de las diferentes comisiones, en realidad están destinados a la descalificación del otro. En 81% de los mensajes que se analizaron, la valoración era negativa, con críticas y cuestionamientos hacia la MUD y los diputados electos por el voto popular, pero que no comulgan con el proyecto político del presidente Chávez.

El asunto de fondo, desde nuestra perspectiva, es que quienes conducen los programas y dirigen el canal ANTV están cometiendo una enorme falta. El valor de los diputados electos por el PSUV es exactamente el mismo de aquellos que tienen otras militancias políticas o identificaciones ideológicas. Desde esa perspectiva, mal pueden unos empleados del legislativo establecer una agenda que desconozca el valor del voto popular, al convertir a este medio en una trinchera de insultos y descalificaciones contra unos legisladores que han sido legítimamente electos.

"Golpistas", "apátridas", "guarimberos", "manipuladores" son, entre otros, los adjetivos que reprodujo el noticiero de ANTV para referirse a los diputados opositores y a la MUD.

Como hemos dicho, en ningún momento se les dio derecho de palabra para defenderse de estos y otros señalamientos.

El informativo de la Asamblea Nacional, por otra parte, se utilizó para enaltecer las políticas públicas del gobierno de Hugo Chávez. Si bien se puede comulgar con planes que estén al servicio de la sociedad, cabe preguntarse si la finalidad de una señal exclusiva del parlamento debe tener como prioridad este tipo de mensajes o, por el contrario, debe ­como hemos sostenido- difundir y promover el trabajo de todos los legisladores.

La tarea que debe acometer ANTV justamente es mostrarle a la sociedad la diversidad política, sin duda sinónimo de democracia que convive dentro de nuestro órgano legislativo.

Para acceder a los videos que muestran el sesgo informativo de ANTV, les invitamos a visitar en Internet: http://www.monitoreociudadano.org



El Nacional, 20 de de septiembre de 2011

septiembre 02, 2011

Arquetipos de censura 


HÉCTOR FAÚNDEZ LEDESMA 



li Ferzat, un caricaturista sirio, publicó un dibujo en el que se puede apreciar a Bashar al Assad pidiéndole una colita a Muamar Gadafi, mientras el último huye despavorido de Libia, en busca de asilo. No cabe duda de que el dibujante supo captar perfectamente la agitada situación en la región, así como las implicaciones que las protestas populares podrían tener para el futuro del dictador sirio. Pero lo que no midió Ferzat fueron las consecuencias que, bajo un régimen tiránico, asustado y carente de sentido del humor, podía acarrearle ese tipo de expresión artística; lo que no pudo prever fue la forma brutal en que suelen reaccionar los esbirros de una dictadura que comienza a derrumbarse, para proteger de la crítica, y especialmente la satírica, a su amo y señor.

Ali Ferzat, que había sido amenazado de muerte por Sadam Hussein, esta vez no logró eludir a la víctima de sus sarcasmos. Luego de propinarle una paliza, de quemarlo con cigarrillos, de romperle un brazo y los dedos de una mano, sus agresores lo amenazaron con romperle ambas manos para evitar que vuelva a dibujar. En todo caso, tuvo más suerte que Ibrahim al Qashoush, un célebre compositor sirio que también se oponía al régimen y que fue hallado muerto, con las cuerdas vocales cortadas.

Ferzat no es el primero ni será el último que sufra las consecuencias de expresar sus ideas. Tampoco es Siria el único reducto del mundo donde se persigue y castiga a quienes osan hacer uso de la crítica y de la sátira política para referirse a los que mandan.

Ni las tiranías son una novedad, ni la censura es un invento del siglo XXI. No somos los ciudadanos del continente americano quienes debamos sentirnos escandalizados por una práctica que no es infrecuente en la región, y que nos sitúa más cerca de la barbarie que de la civilización. No hay que viajar demasiado lejos para descubrir a nuestros propios Ferzat, y a los muchos que, a diferencia suya, se sienten cohibidos e intimidados ante los recursos de que dispone el Gobierno para silenciarlos.

Ali Ferzat tuvo el coraje de utilizar su arte y su talento para burlarse de un tirano acosado por las demandas de democracia del pueblo sirio. Aunque él sabía que su atrevimiento tenía un precio, no se amilanó; antes de dejar hablar a su conciencia no sacó cuentas ni calculó los negocios que iba a perder con el régimen. No es frecuente que, como en la plaza de Tiananmen, un ciudadano se pare en el camino de los tanques llamados a reprimir a la población, pero esa es la fibra moral que hace que la vida sea digna de ser vivida.

George Bernard Shaw sostenía que el asesinato es la forma más extrema de censura. Por el momento, los venezolanos no hemos llegado a ese extremo.

Sin embargo, hemos sufrido el cierre de televisoras y radioemisoras, hemos visto la agresión física de periodistas honestos por funcionarios del Gobierno que sólo desean oír la versión oficial, estamos expuestos a las amenazas de agresión física a través de mensajes y programas de televisión y algunos de aquellos ciudadanos que se han atrevido a levantar su voz han sido encarcelados, sin una firme reacción social, como un hecho que ya forma parte de lo cotidiano. Son distintas manifestaciones de la intolerancia y la censura.

Ni Venezuela es Siria, ni Bashar al Assad es el déspota que nos ha tocado como jefe del Estado. Pero no hay motivos para sentirse orgullosos, ni para asumir que el nuestro es un gobierno respetuoso de las ideas ajenas. Por el contrario, en un clima enrarecido por un discurso que pregona el odio y el pensamiento único, tenemos que defender nuestras libertades, e impedir que se continúen erosionando las bases de la democracia. 
El Nacional, 2 de septiembre de 2011