febrero 22, 2015

EL NACIONAL - DOMINGO 22 DE FEBRERO DE 2015OPINIÓN/11
 

Opinión

La censura en el siglo XXI  

MOISÉS NAÍM Y PHILIP BENNETT* 


D  os convicciones se han asentado en el pensamiento contemporáneo sobre el periodismo. La primera es que Internet es la fuerza que más está convulsionando a los medios de comunicación. 

La segunda es que la red está desplazando el poder de los gobiernos a los individuos. 

Es difícil no estar de acuerdo. 

Sin embargo, estas afirmaciones esconden el hecho de que los gobiernos están teniendo el mismo éxito que Internet a la hora de irrumpir en los medios de comunicación independientes y condicionar la información que llega a la sociedad. Es más, en muchos países pobres o en los que tienen regímenes autocráticos, las acciones gubernamentales pesan más que Internet a la hora de definir cómo y quién produce y consume la información. Sorprendentemente, la censura está en pleno apogeo en la era de la información. En teoría, las nuevas tecnologías hacen que a los gobiernos les sea más difícil, y en última instancia imposible, controlar el flujo de la información. Algunos sostuvieron que el nacimiento de Internet presagiaba la muerte de la censura. En 1993, John Gilmore, un pionero de Internet, declaraba a Time: "La red interpreta la censura como un obstáculo que debe evitar y evadir." No ha resultado así. Hoy, muchos gobiernos han aprendido a esquivar los efectos liberadores que tiene Internet. 

En Hungría, Ecuador, Turquía o Kenia, las autoridades emulan a autocracias como Rusia, Irán o China censurando noticias críticas y creando sus propias empresas estatales de comunicación. También han adoptado invisibles y potentes manera de reprimir periodistas.

Así, la esperanza de que Internet permitiría la proliferación de fuentes de información independientes y diversas se ha hecho realidad solo para una minoría de la humanidad.

Tradicionalmente, la censura consistía en que funcionarios del gobierno inspeccionaban el contenido de los periódicos, revistas, libros, películas o informativos y lo suprimían o alteraban de modo que solo la información considerada aceptable llegase a la ciudadanía. 

A principios de la década de los noventa, el periodismo llegó a Internet, y la censura lo siguió. Los filtros, los bloqueos y los ciberataques sustituyeron a las tijeras y la tinta negra. Luego aparecieron diestros activistas en tecnología que encontraron formas de protegerse y eludir la censura digital. Se creó así la impresión de que le estaban ganando la batalla a burocracias gubernamentales centralizadas, jerárquicas y lentas. Pero los gobiernos aprendieron rápido, sobre todo los más autoritarios. Muchos dejaron de ser meros espectadores de la revolución digital para convertirse en expertos en tecnologías que les permitieron controlar el contenido, a los activistas y a los periodistas, y dirigir el flujo de la información.

China es el país en el que se ponen de manifiesto con mayor intensidad las contradicciones que ha generado la red. 

La nación con más usuarios de Internet y con el más veloz aumento de la población conectada es también el mayor censor del mundo. De los 3.000 millones de internautas del mundo, el 22% vive en China (en Estados Unidos, casi 10%). 

El gobierno chino ha creado lo que llama "el Gran Cortafuegos" un enorme esfuerzo destinado a bloquear contenidos inaceptables, incluidas las páginas de información extranjeras. Se calcula que dos millones de censores controlan Internet y la actividad de los usuarios. Sin embargo, 76% de los chinos afirman sentirse libres de la vigilancia gubernamental, según una encuesta citada por la cadena británica BBC. Es el porcentaje más alto de los 17 países estudiados.

Internet ha permitido a las autoridades chinas idear sistemas de censura más sutiles y difíciles de detectar por los ciudadanos. En Hong Kong, donde Pekín debe respetar la libertad de prensa por ley, China ha puesto en marcha medidas para poner coto al periodismo independiente. 

Ha forzado el despido de redactores y columnistas críticos, ha promovido la retirada de publicidad tanto estatal como privada, incluida la de algunas multinacionales, y ha llevado a cabo ciberataques contra algunas webs. La Asociación de Periodistas de Hong Kong ha descrito el año 2014 como "el más oscuro para la libertad de prensa desde hace varias décadas".

Las acciones de China ponen de manifiesto las nuevas opciones que tiene la censura: puede ser directa y visible, o indirecta y furtiva. Estas estrategias sigilosas han ido cobrando importancia a medida que un mayor número de gobiernos ha intentado ocultar sus esfuerzos por controlar los medios de comunicación. 

*Philip Bennett es professor de periodismo de la Universidad de Duke Lea más en elnacionalweb

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